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Entrevista |
Entrevista con el Dr. Walther Bernecker
por Carlos Marichal
El Dr. Walther Bernecker es Catedrático de la Universidad Erlangen Nürnberg de Alemania, donde dirige un Programa de estudios de España y América Latina para alumnos de distintas especialidades, tanto de licenciatura como de posgrado. Este año pasado, el Dr. Bernecker ha ocupado la Cátedra Humboldt en México, lo que ha implicado una intensa labor de cursos, seminarios y coloquios que han contribuído a afianzar las labores.
El Dr. Bernecker es un especialista en la historia económica de México del siglo XIX pero además tiene un amplio espectro de intereses adicionales, que incluyen la historia de América Latina y la historia del siglo XIX y XX de España. Nuestra entrevista se centrará en su trayectoria y vocación académica y en los distintos temas que le han atraído como historiador.
Carlos Marichal:
Usted ha escrito libros sobre un amplio abanico de temas. Es Usted especialista en historia de México, América Latina y de España. ¿ Cómo se considera Usted: esencialmente como historiador económico, historiador social o historiador político?
Walther Bernecker:
Recibí mi formación de historiador a finales de los años sesenta y principios de los setenta, y en aquella época lo que primaba en Alemania y en gran parte de Europa era el distanciamiento crítico del historicismo tradicional y la dedicación a una historia social moderna. La historia era interpretada, en primer lugar, como una "ciencia social histórica", adaptando y adoptando métodos y cuestionamientos de otras disciplinas "sistemáticas", como la sociología, la politología o las ciencias económicas. En este sentido, me considero esencialmente un historiador social, es decir un historiador que se interesa en primer lugar por problemas de la sociedad. Tengo conciencia que para analizar estos problemas es indispensable integrar tanto la política como la economía. Un buen ejemplo es mi "Historia social de España en los siglos XIX y XX", publicada en la serie "Neue Historische Bibliothek" de la editorial Suhrkamp, donde se compenetran aspectos sociales, económicos y políticos.
C.M.:
Usted comenzó sus primero trabajos académicos estudiando el México del siglo XIX. Si no me equivoco realizó su tesis doctoral sobre la historia econòmica mexicana de ese período y ha publicado dos libros sobre la industria en la temprana república y sobre el comercio y el contrabando. Nos puede contar que es lo que le atrajo a estos temas inicialmente ?
W.B.:
Inicié mis estudios de historia latinoamericana en los años setenta, influenciado -como casi todos los jóvenes historiadores de mi generación- por la teoría de la dependencia. Leí con gran interés las obras de los "clásicos" dependentistas. Cuanto más leí sobre la integración "dependiente" del subcontinente latinoamericano en la economía mundial, sobre la explotación de América Latina por las potencias expansionistas, sobre el imperialismo de libre comercio etc., tanto más me planteé la pregunta a qué se debía el desarrollo tan desigual de los países del Atlántico Norte en comparación con los países de América Latina. Como "desarrollo económico" en el siglo XIX europeo y estadounidense significaba industrialización, me hice la pregunta por qué no había tenido lugar este tipo de desarrollo industrializador en América Latina, si de verdad eran las potencias más avanzadas las que impedían "desde fuera" el desarrollo de los países latinoamericanos. Para llegar a una respuesta, me concentré en mis estudios en un país concreto, México.
C.M.:
En su libro De agiotistas y empresarios: en torno de la temprana industrialización mexicana, siglo XIX publicado por la Universidad Iberoamericana en 1992, analizó la primera generación de industriales mexicanos. Se han realizado más estudios por diversos autores desde entónces pero sigue siendo un interrogante no resuelto: ¿ porqué este primer brote fabril no se transformó en un proceso de revolución industrial sostenido ? ¿Podría aventurarnos algunas hipotesis generales ?
W.B.:
La respuesta a esta pregunta es muy compleja. En primer lugar hay que resaltar que los primeros intentos mexicanos de industrialización en las décadas de 1830 y 1840 no fueron fracasos, aunque por otro lado tampoco significaron el inicio de una fase de "take off". No se llegó a un proceso sostenido de revolución industrial por varios motivos, concatenados el uno con el otro. Primero hay que hacer hincapié en las específicas "condiciones previas" (Alexander Gerschenkron), por otra parte en las circunstancias especiales de las primeras medidas de industrialización. México era un extremo "late-comer" en el proceso de industrialización, por eso tuvo que realizar numerosas "sustituciones", aunque no fueron suficientes para el "grand sprint". Para explicar este fenómeno, hay que considerar la interacción de diferentes combinaciones de factores. Un enorme obstáculo estructural era la topografía del país; otro grupo de factores se puede reunir bajo el concepto de "economía política" (Raymond Aron), como p. ej. la falta de una moderna racionalidad económica, la ausencia de un sistema de administración racional y calculable y de una jurisprudencia previsible, la falta de una sistemática recaudación de impuestos, una economía decididamente dependiente de la política; un tercer factor fue el débil desarrollo de un espíritu empresarial, el sistema de valores poco propicio a un dinamismo capitalista, en parte herencia de la Colonia. La alternativa "comercio" (desarrollo hacia afuera) o "industria" (desarrollo hacia adentro) no la decidían, pues, (sólo) factores exógenos -que indudablemente existían-, sino también y ante todo factores endógenos. Sólo se llegará a una explicación combinando diferentes factores en un complejo modelo causal que debe integrar, junto con los aspectos económicos, también los políticos y socioculturales.
C.M.:
En otro libro posterior también editado por la Universidad Iberoamericana y titulado Contrabando, ilegalidad y corrupción en el México del siglo XIX aborda temas previamente poco trabajados en la historiografía nacional. ¿ Considera que pueden encontrarse las raíces históricas del México contemproráneo en el siglo XIX ? También me interesa que nos aclare de manera sintetica ¿porqué se hizo tan extendido el contrabando en la época que estudió?
W.B.:
Las dos preguntas sobre el contrabando se pueden contestar conjuntamente. La enorme extensión del contrabando se debía a varias causas que remiten a la corrupción como un fenómeno histórico (y presente). Por un lado, los aduaneros corruptos que hacían posible el contrabando, en muchos casos tenían que recurrir a un ingreso extralegal si querían sobrevivir. Como la corrupción se entronizaba en la mentalidad de la época, los funcionarios se dejaban sobornar sin mayores cargos de conciencia. Muchos empleados públicos administraban su cargo según principios del mercado y lo usaban como fuente de ingresos -un legado de la administración colonial española. La corrupción era parte del sistema administrativo, caracterizada por varios factores. En primer lugar, el cargo público era interpretado como una posesión de la que había que sacar el mayor provecho posible. Además, como el sector económico se desarrollaba muy débilmente, muchas personas recurrían a la vía burocrática en busca de riqueza y prestigio. Y finalmente, no regía la norma "riqueza es poder", sino "poder es riqueza". En el fondo, a la situación mexicana del siglo XIX no se puede aplicar la categoría moderna de corrupción como abuso de un cargo público en provecho particular, ya que todavía no existía la clara separación de lo público y lo particular; regía, más bien, una mentalidad de Antiguo Régimen, donde el funcionario del Estado aun no se debía a una ética general. Tener un cargo público no exigía lealtad incondicional hacia el Estado; lealtades personales o de grupo eran más importantes. Amigos ocupaban un puesto más elevado en la jerarquía de valores que el Estado "anónimo".
Esta interpretación de la corrupción permite ver el contrabando como un buen indicador que permite investigar aspectos relevantes del Estado y la sociedad, cuestiones relativas a la tradicionalidad y modernidad de un Estado y del proceso de racionalización (en el sentido de Max Weber) que caracteriza el camino del Estado hacia la modernidad. Diferentes grados en la intensidad de la corrupción corresponden a diferentes escalas en el desarrollo del Estado y su penetración en la sociedad. Al respecto es llamativo que recientemente se puede hablar de una intensificación de la corrupción, y la explicación de este fenómeno reside en la retracción del Estado de muchos sectores en los que antes estaba presente. La liberalización de la economía, la privatización, la "desestatalización" conlleva, pues, un aumento de la corrupción. Tanto en el siglo XIX como en la actualidad, la enorme extensión de la corrupción remite a un Estado débil incapaz de asumir plenamente las funciones de un Estado moderno.
C.M.:
Aparte de los temas mexicanos, Ud. ha dedicado tiempo a estudiar la temática del desarrollo y subdesarrollo en América Latina en perspectiva histórica. Ha publicado un libro colectivo sobre el tema y varios ensayos. ¿ Cuales eran sus propósitos generales en estos trabajos ?
W.B.:
Esta pregunta, en cierta manera, enlaza con una de las anteriores acerca de mi motivación para ocuparme de temas relacionados con el (sub-)desarrollo de países y regiones. El subtítulo de un tomo colectivo que publiqué hace unos años con un colega ("Development and Unterdevelopment in America") reza: "Contrasts of Economic Growth in North and Latin America in Historical Perspective". Este subtítulo indica claramente el interés analítico que me llevó a ocuparme de estos temas: tratar de explicar las profundas diferencias económicas entre países ricos y pobres, considerando siempre diferentes niveles: el sistema político, es decir la influencia del gobierno colonial e independiente; la estructura social, que comprende tanto la relación desigual de los géneros como la organización del trabajo y las situaciones étnicas; el sistema económico, incluyendo la distribución de la tierra y el suministro de fuerza de trabajo; y factores institucionales, como la vigencia de leyes, el derecho a la propiedad, un sistema racional de justicia, estructuras (in-)estables de gobierno. Indudablemente, estos factores históricos ayudan decisivamente a explicar, por lo menos en gran parte, las diferencias actuales entre América del Norte y América Latina.
C.M.
Sus intereses académicos son muy amplios y rebasan Latinoamérica, como se observa en la publicación de obras sobre la historia española, en particular el libro España entre tradiciòn y modernidad, siglos XIX y XX, publicado por Siglo XXI en Madrid en 1999. ¿ Existe un interés importante en Alemania en la historia y el presente de España ? De manera paralela le peguntaría: ¿existe un buen número de especialistas en historia española en las universidad alemanas ?
W.B.:
A nivel de público "general", en Alemania existe gran interés por la historia y la actualidad españolas. Ello se debe, por un lado, a que España de siempre ha despertado las fantasías centroeuropeas, tanto en sentido positivo (romanticismo) como negativo (leyenda negra). En las últimas décadas, hay que añadir otro aliciente: año por año más de diez millones de alemanes pasan sus vacaciones en España, decenas de miles de alemanes de la tercera edad residen permanentemente en España. Y la transición a la democracia, después de la dictadura franquista, ha sido un proceso aplaudido y admirado sin reservas por los alemanes. Por otro lado, este gran interés por España no se corresponde con un buen número de especialistas en historia española en las universidades alemanas. Todo lo contrario: el número de los que nos ocupamos de España es extremamente reducido. Ello tiene que ver con la falta de plazas universitarias dedicadas a historia no-alemana. La introspección alemana es tremenda; hasta hoy, el camino más seguro para obtener una plaza de profesor universitario es ocuparse de historia alemana. Si uno tiene como campo de investigación la historia de cualquier otro país, corre el riesgo de verse confrontado a problemas para obtener una plaza. No parece que a corto plazo vaya a cambiar esta contradicción inherente al sistema universitario alemán; es una contradicción, porque por un lado Alemania es uno de los grandes motores de la unificación europea que depende económicamente del exterior, pero por otro lado la investigación universitaria sobre estos países extranjeros es mínima.
C.M.
Finalmente, quisiera agradecerle por esta entrevista y concluir pidiendo ue nos comente ¿cual considera que es la situación y cual el futuro de los estudios latinoamericanos en las universidades alemanas ? Sabemos que existen claras limitaciones financieras pero al mismo tiempo parece que hay un interés creciente entre las nuevas generaciones de alumnos e investigadores. No sé si me equivoco. Quizá nos pudiese aclarar con algunas observaciones.
W.B.
Con respecto a los estudios latinoamericanos, se puede decir casi lo mismo que lo expuesto acerca de los estudios hispánicos. En los años sesenta a ochenta, cuando la generación joven aún creía en la revolución y tenía ídolos como Che Guevara, cuando al mismo tiempo se hizo mundialmente famosa la literatura latinoamericana, había bastante más interés que ahora por América Latina. Sigue habiendo en Alemania varios centros donde se enseña historia latinoamericana (Berlín, Hamburgo, Colonia, Erlangen-Nürnberg, Eichstätt, Erfurt, Bielefeld); pero no se puede hablar de un "boom". La lengua española está experimentando un auge inusitado, como lengua extranjera, y eso ayuda a mantener el interés por lo latinoamericano. Por otro lado, todo es relativo: en la mayoría de los demás estados europeos, la situación con respecto a los estudios latinoamericanistas no es mejor. Y los que nos ocupamos de estos temas y de esta región, hacemos todo por mantener vivo el interés académico y extra-académico.
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